El 11 de marzo de 1960, un grupo de destacadas personalidades procedieron a fundar una institución destinada a mantener y difundir los más auténticos valores de la argentinidad.
Desde años atrás, bregaron por tal causa, concentrando numerosas gestiones realizadas ante el gobierno de la provincia de Buenos Aires que dieron como cesión el predio que contiene el casco de la ex estancia Laguna de los Padres.
De por sí mismo de un gran valor histórico -como veremos más adelante- la propiedad recibida fue destinada a la sede de la «Asociación Museo Tradicionalista Argentino José Hernández» y en especial a cobijar la exposición de testimonios de nuestro pasado, que se iniciaron en aquellos días con elementos proporcionados por la Dirección de Cultura de la Nación, el Museo José Hernández de la ciudad de Buenos Aires y donantes particulares.
REFERENCIA HISTORICA DEL LUGAR
En el año 1746 los Padres Jesuítas José Cardiel, Tomás Falkner y luego Matías Strobel, construyen la Reducción del Pilar a orillas de la laguna llamada entonces de «Las Cabrillas», dedicándose a la evangelización de los indígenas de la zona, pertenecientes a las tribus de los caciques Marique y Tuyantuya. Terminada esta Misión abruptamente en 1751, siguieron algunos intentos por poblar el extenso territorio al sur del río Salado sin resultado positivo. En el año 1819 le fue entregada en «merced» a Don Pedro Alcántara Capdevilla 30 leguas cuadradas que no pudo llegar a poblar y que luego pasaron a dominio de Don Ladislao Martínez Castro, quién junto a su hermano funda la estancia «Laguna de los Padres». Como huésped de estos llega a la estancia por el año 1848 José Hernández de la mano de su padre, permaneciendo en el lugar unos cuatro años. Allí conoció íntimamente las costumbres del gaucho y el contorno en que desenvolvía su existencia; seguramente sus experiencias y recuerdos que conservaría de esa etapa de su vida, le inspiraron la creación del «Martín Fierro», obra cumbre de la literatura vernácula.
Pasaron los años hasta que en 1856 el portugués José Coelho de Meyrelles buscando una zona propicia donde instalar un saladero, compra la estancia al entonces propietario, Don José Gregorio Lezama, estando comprendida en esta venta también las estancias «La Armonía» y «San Julián de Vivoratá», con una extensión que totalizaba 52 leguas cuadradas; de inmediato da comienzo a las construcciones -en lo que hoy es Punta Iglesia- de un muelle para facilitar la carga de la incipiente industria. Fácil es suponer que la actividad de la estancia, que por entonces contaba con ciento veinte mil cabezas de ganado, fuera el motivo precursor del primer asentamiento poblacional del Puerto Laguna de los Padres, lo que luego sería Mar del Plata. El movimiento económico, que fuera impulsado por estas actividades, decidió a Don Patricio Peralta Ramos, ya propietario de las tierras del lugar, a desprenderse de dos leguas cuadradas, destinándolas a la fundación de la ciudad.
ELEMENTOS EXPUESTOS
De la actual colección, merece destacarse la primera mesa de sesiones del Concejo Deliberante del Partido de Gral. Pueyrredón, un antiguo mural con el panorama de las primeras construcciones de la costa y sus playas, valiosos empedrados antiguos, dagas y facones de diverso tipo, diversas armas de la época de la Conquista del Desierto y anteriores, una colección de monedas antiquísimas, manuscritos del General San Martín y de otros patriotas; y entre las obras de arte: pinturas de Castagnino; Monticelli y esculturas de Chacho Waks. El sector Histórico Regional brinda un panorama de la evolución en nuestra región desde 10.000 años A.C hasta la época de la fundación de Mar del Plata.
Bajo uno de los aleros del edificio se pueden ver carruajes del siglo pasado, a la espera de su traslado a un recinto apropiado para su exhibición, se destacan el que fuera medio de transporte de pasajeros y la coupé que usara uno de los primeros médicos de la zona, el Dr. Juan H. Jara, para visitar a sus pacientes.
También se halla un monumento a José Hernández erigido en el parque del Museo, obra de la inspiración del escultor marplatense Luis Monticelli, cuenta con un pedestal central en cuyo extremo se encuentra la figura de José Hernández a medio cuerpo, y a los costados murales con secuencias del Martín Fierro. Su altura es de 3,15 mts., en tanto que su ancho es de 4,15 mts. con una profundidad de 1,30 mts.
Asimismo se halla una colección de ejemplares de la obra «Martín Fierro» de distintas ediciones en castellano e idiomas extranjeros.
El Museo no es solamente las salas de exposición. Consecuentemente con el más moderno concepto en la materia, la Asociación se precia de contar con un «museo viviente»; -posiblemente el único en el país- se encuentra a la vista de la tropilla de caballos criollos en su medio natural, y pude apreciarse en determinadas ocasiones la tradicional habilidad del gaucho en las famosas jineteadas realizadas en un anfiteatro natural, que al decir de los conocedores «es único en el país».
Por último cabe mencionar que el Museo cuenta con un servicio pedagógico gratuito para contingentes escolares.
Declarado de interés patrimonial por Ordenanza N° 10075/95 del Concejo Deliberante de General Pueyrredón.
FUENTE: Museo Tradicionalista «José Hernández»
